Ramón Jesurún, el pupilo de Fuad Char que se ha hecho rico con la selección Colombia

 

El barranquillero se ha crecido de la mano de los clanes políticos de la Costa y hoy tiene un poder difícil de quitar a pesar de las investigaciones en su contra

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Ramón Jesurún, el pupilo de Fuad Char que se ha hecho rico con la selección Colombia

Ramón de Jesús Jesurún Franco nunca se destacó mientras estudió Administración de Empresas en la Universidad del Norte de Barranquilla, donde gastaba más tiempo jugando baloncesto que estudiando. Sin embargo, después de graduarse, quedó claro que lo suyo era el deporte, no como atleta, sino como dirigente. Terminó sin honores, pero con los contactos necesarios. Era su momento.

Además de su pasión por el rock y los discos, que traía de los Estados Unidos, el fútbol le movía las entrañas. Sin embargo, para convertirse en dirigente, primero se acercó a los caciques políticos de Barranquilla. Dos de ellos fueron claves para su ascenso: el senador liberal Pedro Martín Leyes y el conservador Pipo Carbonell McCausland. El primero se caracterizó por ser un hombre que cargaba en su automóvil un sinfín de planos arquitectónicos que se la pasaba impulsando en la ciudad. Además de haber impulsado proyectos como la Terminal de Transporte de Pasajeros, las Plantas para triplicar la producción de agua de la desaparecida Empresas Públicas Municipales –EPM- (hoy convertida en la empresa privada Triple A), la vía Circunvalar o los Consejos Regionales de Planeación Política y Económica (Corpes Regionales), fue el hombre que puso sobre la mesa la maqueta del Metropolitano de Barranquilla, inaugurado en 1986 en un partido con la Argentina de Maradona que quedaría campeona del mundo en México. Jesurún se le supo acercar, tanto a él como al Partido Liberal, del que también hacía parte Fuad Char, quien en 1984 fue gobernador del Atlántico por encargo presidencial.

Ese mismo año Ramón Jesurún se acercó por primera vez a Fuad Char, quien también era el máximo accionista del Junior de Barranquilla. Char quería fortalecer al equipo en lo administrativo y encontró en Jesurún un buen pupilo. En diciembre del 84 lo llevó al club y desde entonces quedó enganchado al mundo del fútbol.

Pero no descuidó sus relaciones políticas. Sus otros padrinos, Leyes y Carbonell, tenían en la Corporación Financiera de Transporte de Barranquilla un fortín burocrático en el que ubicaron a Jesurún, nada menos que en la gerencia de la entidad. El paso de Jesurún por esta entidad no estuvo exento de escándalos. El 28 de enero de 1993 la Fiscalía General de la Nación lo detuvo por presuntos malos manejos. En esa época ya estaba bajo la égida de los Char. Formaba parte de la Junta Directiva del Junior mientras estuvo detenido. A Jesurún lo dejaron rápidamente libre porque, según le contó en su momento Jesurún al portal La Silla Vacía, “no había absolutamente nada irregular en mi actuación”. Nada pasó.

Ese mismo año Char le dio el voto de confianza mayor y lo puso en la Presidencia del Junior. Logró una gestión apabullantemente buena. El equipo tenía más de una década de no quedar campeón. Hasta ese momento apenas había ganado dos estrellas. Fuad Char estaba decidido a hacerlo grande. Por eso se metió la mano al bolsillo e hizo un súper equipo. Con el Pibe Valderrama a la cabeza, ganó de manera agónica el torneo de 1993. Además, un año después, los tiburones hicieron la mejor Copa Libertadores de su historia.

En Barranquilla y en toda la Costa la fama de Jesurún crecía de la mano de los Char. Estuvo en la presidencia del Junior hasta 1997, pero nunca se desvinculó de la familia más poderosa de Barranquilla, encabezada por el propio Fuad Char estando en el Congreso. Gracias a él fue nombrado gerente general en la Lotería del Atlántico como cuota de Fuad Char.

En 1998 recibió una de las distinciones más importantes que pueda recibir alguien nacido en Barranquilla: presidir el comité que escoge a la reina que representará a Atlántico en el Reinado Nacional de la Belleza. En el 2010 su hija, Laura Jesurún, fue la escogida para ser la señorita Atlántico que desfiló en la Heroica en la versión del reinado de ese año.

Ya en el 2006 Jesurún se había convertido en un superpoderoso del fútbol colombiano. Asumió como presidente de la Dimayor y fue uno de los aliados clave de Char y el Junior de Barranquilla. Entre el 2006 y 2015 también ocupó la primera vicepresidencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol y fue segundo vicepresidente del Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Colombiano.

De la mano de Luis Bedoya, entonces presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, trajo a Pekerman en enero del 2012, después del escándalo del Bolillo Gómez y partió la historia del fútbol colombiano en dos. Fue la caída de Bedoya en el escándalo del Fifagate lo que catapultó a Jesurún a los más alto de la dirigencia deportiva.

En noviembre del 2015 fue nombrado presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, pero lleva varios lastres a cuestas en una maleta que ya le resulta demasiado pesada. Si bien ha saneado las finanzas de la Federación su gestión ha estado marcada por la polémica.

Jesurún, como la plana mayor de la dirigencia colombiana, estuvo envuelto en el escándalo de la reventa de boletas para el mundial de Rusia 2018. Recibió  una multimillonaria multa por parte de la Superintendencia Bancaria. Sin embargo, lo más terrible para Jesurún fue la investigación que le abrió la Fiscalía por posible lavado de activos.

El fin de la investigación es revisar la documentación de viviendas, automóviles y más bienes, y determinar si algunos de sus bienes fueron adquiridos con dineros de dudosa procedencia, y si hubo blanqueo de capitales. Mientras se realiza la investigación Jesurún se mantiene en sus trece: él es inocente de cualquier tipo de delito.

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